¿Nadie es imprescindible?

Si, eso es lo que se suele decir cuando a alguien lo despiden o alguien se despide... pero, sincermente, yo no estoy de acuerdo.

Me levanto esta mañana con un resfriado combinado con unas anginas que hacen que sienta que los oidos me van a estallar... y que ocurre? Que a duras penas tengo que entrar en la ducha, arrastrarme por le baño y esperar a que el agua salga hirviendo para meterme debajo, hacer que desayuno por eso de llenar el estomago haciendo esfuerzo para ir separando placas de garganta con la saliva para hacer hueco a las tostadas para, por ultimo, enfundarme en 20 capas (más que una cebolla) y salir a la calle camino al trabajo.

Y aqui es donde el lector se preguntará, ¿Y así porque vas al trabajo? BUENA PREGUNTA!!! Si fuera de examen, la valorariamos con 2'5 puntos... claro si la respuesta fuera esta:

La razón por la que esta mañana estoy haciendo un esfuerzo sobrehumano por estar en la ofi, se debe a que tanta preparación universitaria, tanto curso y tanto todo, y el simple funcionamiento de una centralita telefonica, no lo sabe hacer hacer nadie...CONCLUSIÓN: Para que no se pare el funcionamiento normal der mi oficina, me toca a mi pringar con mis tiritonas incluidas.

Y la verdad es que el aparatejo tiene su miga... Reconoco que tarde un par de días en aprender el funcionamiento de todos los botones, equivocando desvios de llamadas y dejando a más de uno con la palabra en la boca. Dejando un par de horas a la ofi sin linea y llamando a quien no queria llamar en ese momento... pero al final, la centralita y yo nos hicimos amigas... tanto que hoy tengo que seguir dandole mimos y cariños a pesar de que no me quedan fuerzas.

Por eso tengo que estar yo, porque se puede producir un colapso monumental si yo no vengo hoy y me dedico a repartir adecuadamente las llamadas a cada uno.

Así que de momento, puedo decir, que mi trabajo está asegurado por un largo tiempo (o hasta que cambiemos de centralita)