Como agua para el chocolate
Ayer me vino a la memoria recuerdos de la infancia, la verdad es que me van viniendo continuamente porque fue una etapa muy feliz, pero ayer eran especiales, se mezclaban con olores y sabores.
Siempre me gustó la cocina y es que de pequeña ya apuntaba maneras de buena cocinera. Mi madre me llevaba al mercado de abastos a comprar todos los sabados por la mañana y para mi era un placer corretear entre todas las frutas y verduras frescas. Me encantaba mirar los colores vivos de algunas verduras, el olor que desprendía las frutas, me embobaba con los pescados frescos del día y me horrorizada ver la carne colgada de ganchos (aunque luego en el plato bien que me lo comía).
Pero he tenido buenas maestras a la hora de combinar todos esos ingredientes, y eso han sido mis abuelas. Recuerdo en una cocina de la una casa en el campo, hoy en día ya abandonada, como solían salir unos guisos como nunca he vuelto a probar.
Eran hornos de leña, y los sabores eran más autenticos e intensos.
Una de mis abuelas, su manera de dar recetas era bastante curiosa, ella no sabía ni quería saber de medidas, simplemente decía, un puñado, 3 pellizcos, un dedo.... y así, tenías que apañartelas para hacer un buen gazpacho manchego, un magnifico cocido o un sabroso arroz.
Nunca conseguí conseguir ese punto tan caracteristico de sus platos, pero siempre quise pensar que es que mis puñados, mis pellizcos y mis dedos no eran iguales que los de ella. Mis dedos son mas cortos y mi manos más pequeñas, y las de ella eran huesudas y grandes.
También se llevó muchos secretos a la tumba y que se siempre que le preguntaba me decía que una tarde los apuntariamos todos... hasta que se fué.
Me encantaría disponer de tiempo para poder seguir aprendiendo a hacer platos, para recuperar algunas de esas recetas ya olvidadas, pero el horario laboral, las prisas, el estres, la falta de tiempo, la comida rapida y las dietas a base de pechuga de pollo, hacen que de momento no lo haga... pero lo haré, no se cuando, pero encontraré ese tiempo.
Cuando tenga nietos (aunque primero tendrán que llegar mis hijos, jejejeje), quiero que ellos aprendan muchas de esas cosas que me enseñó mi abuela aunque sea en cocina de vitroceramica...
Reproducción en curso: BSO "Memorias de Africa"
- Esta foto es real, de unas de mis cocinas de
antaño... ojalá volvieran a existir.
12 comentarios:
Yo siempre he envidiado a mi madre,coge tres cositas de la nevera y hace un plato que parece salido de El Bulli.
Con los años he ido apuntando sus recetas dictadas por ella en un cuaderno,que sigo al pie de la letra.
La cocina no se me da mal,pero cada una tiene su toque y el de mi madre es único.
Espero que mis hijos(de momento uno)digan lo mismo de mi.
No hay nada como la comida de una madre o de las abuelas.
Besos
También recuerdo la cocina de mi abuela (teniendo en cuenta que me crió ella) y la echo de menos.
Ufff... el olor de ajo (cuando la abrazaba) siempre me provoca una sonrisa y un recuerdo.
Besos de una maia.
aiiiiiiiii cada vez que mi padre hace albóndigas en salsa marrón... mmmm me recuerda a mi abuelo.... qué comidas que hacía dios mio!!! nadie en mi familia ha conseguido cocinar así... ni lo conseguirá... yo cre que mi abuelo le ponía taaanto tanto cariño y cantaba mientras cocinaba y eso... yo creo que lo notaban!!jiji
un besote!
En casa están los libros de recetas, manuscritas, de mi bisabuela. A su manera, como tú cuentas:"un puñado de... hasta que la masa tenga consistencia..." las medidas son distintas y ya ni te cuento los ingredientes. Con su receta yo hago las magdalenas: los huevos no son de campo, el aceite es distinto, la harina, el horno...
Cuarto... a mi también me encanta elaborar platos con 4 ingredientes que me encuentro por la nevera, unas veces con más exito que otro, jeje
Wendeling... siiii, aunque hay gente que lo odie, el olor a ajo fresco recien pelado me encanta :-)
Mixi... yo creo que las albondigas sabían apreciar el mimo con las que se hacían. :-)
Nubedecolores... pues no sabes que tesoro tienes, ojalá tuviera un libro con todas esas recetas. Pero no, tan solo tengo unas notitas dictadas por ella
Luis... por eso elejí el título, porque me gustó mucho y porque viene al caso con la foto puesta, jejeje
BUEN FIN DE SEMANA A TODOS
SALUDOS
hum...me recuerda mucho a la de mis abuelos en el pueblo...pero la de ellos estaba en el medio de la habitación y no s sentábamos del otro lado...que tiempos aquellos...ahora nada, que si vitrocerámica por aquí que si microondas, todo rápido rápido, al ritmo de la vida vamos...un abrazo holly
yo recuerdo a mi abuela de espaldas con el delantal de cuadros,en el fogón. Es lo poco que recuerdo de ella,pero cada vez que entraba en esa casa (ya no está) en años siguientes parecia que estar alli.
Saluditos
Que delicioso post Holly. La parte donde describes ...
" ella no sabía ni quería saber de medidas, simplemente decía, un puñado, 3 pellizcos, un dedo "
Me encantó. creo que porque también me recuerda a mi abuelita y esos extraños sabores que salian cuando intuitivamente nos preparaba ricos budines.
La comida, un nexo al amor =)
Besotes.
Humm, me has dado un hambre al leer tu post!!!
Cuando te pongas a preparar esas recetas de tu abuela (las que aún recuerdes) te pido que me invites a saborearlas, si?
Este comentario ha sido eliminado por un administrador del blog.
La cocina siempre ha sido el sitio de confidencia entre mi madre y yo cuando vuelvo a casa tras una temporada fuera. Lo sigue siendo, aunque cada vez sea más esporádico. Mi madre dándome instrucciones mientras charlamos, y yo de pinche tratando de aprender algo más. Ahora, mientras trato de imitar alguna de aquellas recetas aquí, tan al norte, y vuelven a aparecer alguno de esos olores, sé que la cocina es uno de los medios que más nos unen con nuestras raíces.
Saludos escandinavos
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